domingo, 11 de agosto de 2013

Rosa Diez, Oswaldo Payá y la soledad del desierto

http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/politica/diez-exige-gobierno-que-defienda-honor-espana-20130808


• Díez exige al Gobierno que "defienda el honor de España"
1 COMENTARIOS EFE | GACETA.es
Ha reclamado el inicio de una investigación desde las instituciones europeas sobre la muerte del disidente cubano Oswaldo Payá
• La portavoz de UPyD, Rosa Díez, ha pedido al Gobierno que "defienda el honor de España" en en el caso Carromero y exija una investigación a las autoridades cubanas para aclarar la muerte de Payá.
"Como hacen en Gibraltar", ha asegurado Díez que cree que, a través de las instituciones europeas, España debe comenzar otra investigación simultanea. "Las últimas declaraciones de Ángel Carromero merecen una investigación internacional", ha exigido al tiempo que ha explicado que desde su partido "siempre lo han apoyado"
"Ya va siendo hora de que el gobierno cumpla con su obligación de averiguar la verdad de los hechos", ha aseverado la líder magenta a través de un comunicado. Según Díez, el Ejecutivo español "se ha doblegado" ante la versión de las autoridades cubanas.
"No han querido escuchar la versión de la familia de Oswaldo Payá", ha explicado. El opositor cubano falleció en julio de 2012 en un accidente cuando circulaba por Cuba en un automóvil conducido por el miembro de las Nuevas Generaciones del PP Ángel Carromero.
"No es ideología, sino defensa de la verdad y los derechos humanos", ha sentenciado.
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Cada vez me gusta más Rosa Diez! “…No es ideología, sino defensa de la verdad y los derechos humanos”… Por fin alguien sale del sectarismo, de la cobardía y el camaleonismo! Es la única que defiende sin triquiñuelas camaleónicas (valga la redundancia) un proyecto de toda España, recortar drásticamente los latrocinios autonómicos, etc. En definitiva tiene principios y c. para defenderlos, aunque la dejen solita, porque no mira alrededor buscando consensos, mira a su interior, a su conciencia, a sus principios. Gracias te doy Rosa, desde mi modesto espacio y gracias por exigir Justicia en el caso de Oswaldo Payá (Premio Sajarov de los derechos humanos y propuesto para Nobel de la Paz), hombre bueno donde los haya, que parecía integrar un proyecto en el que cabíamos absolutamente todos los cubanos, que rehusó muchas veces quedarse en occidente, que respondió siempre poniendo la otra mejilla y que sin embargo tuvo la valentía de defender aquello en lo que creía, como tú hoy defiendes que se esclarezca su desaparición. El ya no tiene su vida, pero tu imagen se ha multiplicado y seguro que está en lo más Alto, como dijo el Maestro de aquellos que dan su vida por los demás y que como el propio Osvaldo decía, no tuvieron miedo de mirar al Cristo a la cara y hablarle. Al final la gente con principios, ética y agallas para ostentarlos y defenderlos acaban en el mismo sitio y por eso a ti Rosa, no te conozco personalmente, pero te doy un abrazo simbólico, por mi dolida mitad, ya que la otra, la española, se siente orgullosa de que estés ahí.
Carlos Molina

Pd,- Agrego aquí debajo, uno de los escritos, de este hombre, para que apreciéis, lo elegante, humano y al mismo tiempo claro que era defendiendo aquello en lo que creyó:

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LA HABANA SAQUEADA
por OSWALDO PAYÁ. Disidente cubano. Premio Sajarov/

UNA vez pregunté a un amigo latinoamericano que vino a visitarnos: ¿qué
te
parece La Habana? Me respondió: es una ciudad formidable, una gran
ciudad,
pero da la impresión de haber sido abandonada hace cuarenta años por
todos
sus habitantes y haber regresado de pronto y encontrarla en ruinas,
como
paralizada por el tiempo.
Mi amigo chileno no era turista. Por eso caminó unos metros mas allá de
los
palacetes consagrados ahora a los extranjeros y vio el interior de las
ciudadelas apuntaladas, donde se hacinan miles y miles de habaneros que
sienten la peste de la orina que circula por las calles. Ven su ciudad,
la
de los cubanos, convertida en un gran barrio marginal, en todos los
sentidos. En este aniversario de la fundación de nuestra ciudad, como
habanero que soy, levanto mi voz en defensa de mi ciudad saqueada.
La Habana se fundó con una misa. Esto es suficiente para recordar la
raíz
cristiana de esta ciudad y de la nación cubana que, en sintonía con el
saqueo físico, sufrió, desde el principio, el saqueo cultural y el
saqueo
espiritual de sus habitantes. Sufrió el proceso de descristianización
forzoso, el aniquilamiento de todas sus instituciones, la profanación
de
muchos de sus templos, convertidos en salones de injuria y potreros de
la
mentira, por la persecución y la apostasía. Hay que reconocer este
saqueo
espiritual si se quiere comprender por qué en La Habana hay más
prostitución que nunca. Es un ultraje que muchos turistas y también
muchos
policías traten a las mujeres cubanas como prostitutas mientras no se
demuestre lo contrario. Ese ultraje es posible y permitido porque los
habaneros y los cubanos han perdido los derechos en su propio país. Por
eso
los neocolonos pueden divertirse y hacer negocios usando la mano de
obra
alquilada, ya que saben que a los cubanos su Estado no les reconoce
derechos. Así algunos sienten el morboso placer de sentirse superiores
y
adulados, viniendo casi siempre de países donde desde hace mucho se
proclaman y se hacen ley los derechos humanos.
Nunca hubo en esta ciudad más barrios marginales, contando los barrios
que
se han convertido en marginales y que no lo eran, como la misma Habana
Vieja. Nunca hubo más delincuencia, más corrupción, más pobreza y más
diferencias. Nunca un habanero fue discriminado en su propia ciudad, ni
un
cubano fue discriminado en La Habana, ni en Cuba, por ser cubano. Hay
un
letrero invisible en el casco histórico que dice: «Habanero, esta
Habana no
es para ti. Ha sido prostituida y ofrendada al placer extranjero y tú
sólo
eres telón de fondo. Y si eres negro, o vistes pobremente, ya sabes que
en
cualquier esquina un policía te pedirá identificación y tu dinero no
vale,
confórmate con mirar a los seres que por decreto despótico ahora son
superiores».
Esas prácticas humillantes, soportadas por la fuerza de agentes con
traje
de fascista (o estalinista que es lo mismo) recuerdan que el despotismo
convertido en baba, para disertar de una historia ahora confiscada,
también
tiene garras para reprimir.
Hay un amargo chiste popular en el que se le pregunta a un niño cubano:
«¿Qué quieres ser cuando seas grande: médico, piloto, abogado,
bombero..?»
Y el niño responde : «Yo quiero ser extranjero».
Los demagogos se rasgarán las vestiduras, pero todos saben que es
verdad:
hay una pérdida de la autoestima en muchos y una gran desorientación
generada por años de humillación, discriminación, ausencia de derechos,
coronada, con espinas, por el privilegio de los extranjeros en nuestro
propio país .
Los cubanos de otras provincias están limitados hasta con leyes que les
quieren prohibir que vivan en su capital. En vez de despreciar a
nuestros
hermanos de otras provincias, el gobierno debería realizar la apertura
necesaria para que tanta pobreza, miseria y falta de horizontes no
obligue
a muchos cubanos a emigrar hacia La Habana, para seguir siendo pobres.
La
solución no es la ocupación de La Habana con policías y tropas de otras
zonas, sembrando así las tensiones y recelos entre cubanos, ya que
somos
todos parte de un mismo pueblo.
Sepan que hubo una Habana con más de diez periódicos diarios, con
muchas
emisoras de radio, con un gran sistema de transporte y donde al menos
los
pobres tenían un poco de dinero que valía y servía para algo. Una
Habana en
la que los orientales y cubanos de otras regiones jamás fueron
despreciados.
De esta ciudad ahora dicen que era lo peor e insisten que pululaban las
prostitutas. Por eso los habaneros y todos los cubanos debemos
protestar,
porque la mayoría no tenemos ese origen y allá quien quiera reclamarlo
para
sí. Es momento para reivindicar la decencia y educación de nuestros
padres.
Esta era una ciudad en la que era respetada la mujer, los viejos, los
maestros y los ciudadanos por los ciudadanos, aún en medio de la otra
dictadura. Es momento para recordar que la mayoría de la ciudad,
inclusive
la que está ahora en ruinas, ya estaba hecha en 1959. Claro está: había
zonas donde vivían los ricos de antes y un inmenso área donde vivía lo
que
llamaban la clase media. Todo eso antes de lograr con el socialismo un
régimen de igualdad en el que los barrios ricos se convirtieron en las
ahora oficialmente establecidas zonas congeladas, en la que los
sacrificados dirigentes viven en las otroras residencias de los ricos y
otras nuevas que se construyen. Es la igualdad más desigual que se
puede
concebir, mientras todos los sábados desde las tribunas algunos de los
ricos gritan a los pobres «socialismo o muerte».
Sí, porque en La Habana había gran vitalidad, había miles de pequeños
negocios de personas honestas y trabajadoras, familias completas que
abnegadamente, durante décadas, levantaron restaurantes, tiendas,
talleres
de todo tipo, pequeñas fábricas, imprentas, cafeterías, puestos de
limpiabotas y cuantos servicios y productos puedan ser creados. Todo
fue
arrasado, matado por la llamada «ofensiva revolucionaria» que convirtió
a
La Habana y a Cuba, en una zona de posguerra. Eliminaron todo vestigio
de
libertad económica. Esto llevó a Cuba a la miseria, la angustia y las
carencias que sufren hoy las mayorías pobres. Todo a nombre del
socialismo
y de la metrópoli soviética. Así secaron La Habana. Arrebataron el
fruto
del trabajo de cientos de miles de familias, cerraron sus locales para
convertirlos en ruinas, trataron a sus propietarios con odio y con la
burla
humillante, a los que decían sádicamente «siquitrillados» Destruyeron
la
vida de miles y miles de familias. Entre éstas, de muchísimos
inmigrantes
que ya se habían fundido con el pueblo cubano. Judíos, árabes, chinos
y,
sobre todo, españoles. A estos últimos les trataron con particular
desprecio mientras los despojaban de lo que habían logrado con su
sudor,
partiendo de la nada. Todo esto, ¿para qué? Para que ahora algunos
dirigentes se conviertan en gerentes y empresarios capitalistas, para
que
ahora se restriegue en la cara de los cubanos la existencia de empresas
extranjeras y surja el capitalismo de los extranjeros y los que tienen
el
poder. Detrás del partido único surgen entonces los capitalistas
únicos.
Esto que están haciendo es lo que el autor peruano llamó La Gran
Estafa.
Todo para al final decirle a los cubanos: capitalismo sí, pero no para
ti.
Para ti: «socialismo o muerte».
Mientras los habaneros están silenciados por el miedo, otros vienen de
lejos a tomar mojito y decirles «qué simpáticos son, qué alegre es su
música y qué lindas sus mulatas».
Los que entren a la catedral, que es un iglesia de una comunidad viva y
no
un museo, para celebrar nuestro aniversario de ciudad, verán a San
Cristóbal con el Niño Jesús en los hombros; recuerden entonces que
allí,
frente a la ciudad, las hordas represivas hundieron el remolcador 13 de
Marzo, ahogando alevosamente a más de dos decenas de niños, que todavía
claman por justicia, día a día, frente a La Habana carnavalesca.
Desde la colina de la bahía, casi junto a los murallones de la
Fortaleza de
la Cabaña, en los que están incrustados tantos corazones de fusilados
desgarrados por las balas, mira el Cristo vigilante, al que aún muchos
habaneros tienen miedo a mirarle y hablarle frente a frente. Quizás los
habaneros aún tienen miedo a invitarle a su ciudad. Cuando se decidan,
entonces La Habana será liberada y Cuba también.

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