sábado, 24 de agosto de 2013

Reflexión de Rosa Diez

Hoy es el día que llaman "grande" en las fiestas de Bilbao. Al igual que desde que comenzaron las fiestas, una sonriente txupinera ( suspendido su nombramiento por un tribunal, pero ejerciente desde el mismo momento en el que se leyó el pregón y apareció en el balcón acompañada por la concejala responsable del Ayuntamiento de Bilbao y otras autoridades) se deja ver en los medios de comunicación. Hoy, para más escarnio y burla, aparece abrazada (ambas con el uniforme oficial) a una ex presa de ETA, condenada por intento de asesinato.

Estos días no he podido evitar pensar en la tristeza y desasosiego que debe embargar a las familiares de tantos ciudadanos asesinados por ETA en defensa de unos valores y unos principios democráticos que hoy parecen obsoletos, indignos de ser respetados y defendidos, aunque no fuera más que para honrar a quienes arriesgaron su vida para defenderlos en nuestro nombre. Y para proteger nuestra vida arriesgando la suya.

Hay amargura en mi reflexión, para qué negarlo. Pero no hay ni desesperanza ni resignación. No podemos permitírnoslo; porque entonces nos habrán ganado los malos; y entonces si que serán inútiles todos los muertos, todos los sacrificios, todas las lágrimas. Por eso escribo estas líneas, para recordar a todo el mundo las palabras de Primo Levi:
"Nos queda una facultad y debemos defenderla con todo nuestro vigor, porque es la última: la facultad de negar nuestro consentimiento".

Es nuestro compromiso. Porque es nuestro deber. Rosa Diez


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No me asombra, pero sí que admiro a quien volando a la altura de un Jumbo, ni las fronteras, ni las trasnochadas ideologías, ni ningún oportunismo político, consiguen opacarle el entendimiento, ni anestesiarle la lengua y que da igual donde o cuando, pero siempre defienden la libertad, los derechos humanos, la dignidad de las personas y ni aún en los días festivos dejan de ser sensibles al sufrimiento de los que más sufren, como es el de los familiares de aquellos que dieron su vida por los demás. Tu amargura es fiel testigo de esto y habla de tu nivel de vuelo. Carlos Molina

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