viernes, 23 de octubre de 2015

Bola de Nieve-->El Manisero

                                



En la vida hay recuerdos muy bonitos, pero que con el tiempo se nos van desvaneciendo. Son tan bellos que si los comparas con el presente, o sea con el “Ya no es” o con el “Ya no volverá a ser nunca más”, entonces como resultado de dicha comparación, sientes dolor, frustración, quemazón interior. Entonces, por bellos que sean, a veces tenemos que disciplinarnos y procurar que cuando asomen a la superficie, dejarlos que se ahoguen, que se hundan de nuevo en las mismas aguas de donde surgieron, no solamente no tirándoles ningún cabo, sino también procurando ni siquiera mirarlos y así permitir que las grises aguas del olvido los engullan. 

De este modo, se consigue a veces permanecer incólume y proseguir la marcha como si fueras un superviviente de una batalla, de tal vez la más dura de las batallas, que no es otra que aquella que a veces las personas sostenemos con el habitante sentimental interior. Es una estratagema de supervivencia y la supervivencia siempre es con un fin superior incluso a la propia vida de uno mismo, como puede ser la de alguien que amas, una pareja, un hijo. Un día te das cuenta que eso es una prestación genética o sea heredada y que tales sentimientos no son más nobles que los que pueda experimentar un cocodrilo por sus crías. Para este viaje no hacían falta estas alforjas... Entonces exprimiendo la maquinaria mental, llegas a la conclusión de que este instrumento que tenemos, el cerebro ¿?, y/o  el espíritu o la conciencia humana ¿?,  alguna prestación superior a la de un cocodrilo ha de tener en el diseño del plan universal ¿?, de existir dicho Plan. Comienzas a buscar otro día la prestación de lujo,  porque el manual de prestaciones humanas, también incluye el modo búsqueda para todo aquel que está Despierto y que no se conforma con dormir, comer,  fornicar, etc. Entonces cuando el cansancio por la búsqueda exterior te vence una noche y ya te das por vencido, en medio de esa noche de desamparo y de ausencia de objetivos, un día brilla de repente un gran Sol que no aparece ni por el este, ni por el oeste, ni por el norte ni por el sur, porque este gran Sol, lo tienes dentro de ti ... pero esto es otro tema
Uno de esos recuerdos que a veces me invaden, el cual no me produce ni dolor ni alegría, simplemente está ahí, es el de yo siendo niño, muchas veces arrodillado en el suelo jugando mis guerras con mis soldaditos, o conduciendo mis carritos por el suelo de mi casa, aquellos sonidos que venían de la calle, desde ese sonido con esa filarmónica del afilador de tijeras y cuchillos, y también el de los vendedores de distintos tipos de frutas y como no , el de los vendedores de maní!. El maní o como se le llama en España, los cacahuetes, cuando se le echa sal y está calentito es muy sabroso. Allí el vendedor te hacía un cucurucho, o sea doblando una hoja de papel que podía ser un pedazo de periódico o de revista, dándole forma cónica y dentro del cucurucho, el sabroso maní y sin doble sentido caribeño lo digo, era cierto que estaba muy rico y calentito!
Qué más me recuerda el maní? Mi padre me contó que en el año 51 estando él en París por razones de trabajo, sentado en un restaurante mientras cenaba, la banda de música de repente su director le sonrió al tiempo que diciendo  el nombre de mi padre Octavio, y mi padre orgullosamente y gratamente sorprendido al comenzar a escuchar allí con aquel frío parisino, el frío físico y el frío humano de estar tan lejos de nosotros, su familia y de repente aquella canción, “El Manisero” y mi padre muy a pesar de ser enemigo a muerte de culebrones y novelitas rosa y de todo tipo de mamoneos y  lloriqueos, me confesó una vez mientras manejaba su camión,  que tuvo que dejar de cenar aquella noche (cosa muy rara en la familia Molina por el buen apetito que solemos tener siempre), por la emoción tan grata pero tan fuerte que le produjo aquella simpática, pero endemoniadamente triste canción,  cuando llevas más de 6 meses lejos de aquellos que quieres,  por razones de trabajo.
A ver qué otra reflexión me viene a la mente con esta canción? Ahh , como la letra dice, al final, “Me voyyyyy”, creo que a esto se debía que cuando alguien moría en Cuba, aparte de aquella frase de “Fulano estiró la pata”, también allí se decía: “Fulano cantó el manisero”. 

35 años lejos de distancia no han conseguido que yo me olvide de estas cosas,  ni de lo rico y calentito que era un cucurucho de maní! …

NO me puedo descuidar caray! Intentaré no pensar en ti, así que sumérgete de nuevo, vete que ahora me iré a tomar un buen cafetito con leche y un croissant a la plancha con mi amigo Antonio!  Buen fin de semana amig@s! Carlos Molina



Letra de:  "El manisero"

Maní

Maní
Si te quieres por el pico divertir
Comete un cucuruchito de maní
Que calentito y rico está
Ya no se puede pedir más
Hay caserita no me dejes ir
Porque después te vas a arrepentir
Y va a ser muy tarde ya
Manisero se va
Manisero se va
Caserita no te acuestes a dormir
Sin comerte un cucurucho de maní
Cuando la calle sola está
Acera de mi corazón
El maní se le entona a su pregón
Y si la niña escucha su cantar
Llama desde su balcón
Dame de tu maní
Dame de tu maní
Que esta noche no voy a poder dormir
Sin comerme un cucurucho de maní
Me voy
Me voy

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