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Física, filosofía, pensamientos, música, cine, artes marciales, humor y búsqueda en todos los sentidos____________________ "Hal 9000" es el supercomputador de última generación y verdadero protagonista en la película: "2001 una Odisea en el espacio" de Stanley Kubrick--------------------- "Todos los caminos de bondad conducen a la iluminación y al despertar". Buda
viernes, 29 de marzo de 2013
Para mi hermano Gino
Hay una persona que nació el mismo día, del mismo mes, del mismo año y a la misma hora que yo. El en Colonnata (Toscana) Italia y yo en la Habana Cuba. Es mi amigo, mi hermano Gino que se encuentra en estos días por Madrid. El otro día nos mostraba su habilidad manejando la guitarra y en honor suyo, hoy le quiero dedicar mi modesto espacio, con una canción que a tod@s nos gustaba escuchar en nuestra adolescencia y que yo sé que a Gino también le encantará porque nos la tocó el otro día. Sin más dilación para mi hermano Gino
(Para ver la canción pincha arriba en el título)
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martes, 26 de marzo de 2013
Frase del Dalai Lama
"Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierde la salud para ganar dinero, después pierde el dinero para recuperar la salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro. Y viven como si no tuviesen que morir nunca, y mueren como si nunca hubieran vivido". Dalai Lama
jueves, 14 de marzo de 2013
Aniversario de Albert Einstein
Un día como hoy,14 de Marzo pero de 1879, nacía Albert Einstein. Hay ya muchas biografías publicadas sobre este genial hombre y físico, especialmente aquellas que narran el contenido y la grandeza de sus descubrimientos, por lo que no pretendo hacer otra nueva. Tan solo quisiera rendir hoy, en su aniversario en mi página un modesto homenaje al hombre, al ser humano que fué Albert Einstein.
Trataré someramente un par de aspectos de su vida: Uno de ellos, tiene relación, con la nada realista tendencia a creer que la vida personal de un científico de la dimensión de Einstein, está bastante apartada de los problemas cotidianos del común de los mortales y que gracias a este supuesto aislamiento en el cual viven, es que pueden concebir y hacer grandes descubrimientos, siempre rodeados de una supuesta gran comodidad, despreocupación y por supuesto, siempre con una gran cantidad de amigos, pendientes de que el genio abra su boca, para ellos inmediatamente aplaudir sus brillantes ideas. En el caso de Albert Einstein, nada más alejado de la realidad, ya que le tocó lidiar con los problemas económicos incluso, como cualquier persona, como por ejemplo a veces, el no hallar un trabajo apropiado para poder mantener a su familia.
El segundo de los aspectos es la capacidad sobrehumana que tuvo Albert Einstein para soportar literalmente, a otros seres humanos, su valor, su perseverancia, especialmente su valentía, ya que le tocó lidiar con la intolerancia, incomprensión y oposición más visceral, no sólo la del mundo científico que no aceptaba ni comprendía sus teorías, especialmente su teoría de la relatividad, de la cual incluso, algunos científicos hasta abiertamente se burlaban muy ácidamente, sino que también le tocó enfrentarse con la intolerancia racista hacia su propia persona por su origen étnico judío. Einstein, no crean que fue alguien que se encerró en su laboratorio o en su despacho y que se escondió como el avestruz ante tales situaciones, a pensar en sus famosas y demostradas teorías, ya que Einstein daba la cara y ostensiblemente se enfrentaba a todas estas situaciones. Le tocó también enfrentarse a la intolerancia política en muchas ocasiones y lo hizo con valentía. A tenor de esta intolerancia llegó a decir en una ocasión: “Triste época nos toca vivir, en la que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio".
Einstein no vivió de espaldas nunca a la realidad que le tocó vivir y de acuerdo a sus principios se posicionó contra aquello que creyó injusto a su alrededor, en tiempo y lugares presentes, por muy cercano que tuviera el peligro o las amenazas presentes en su inmediato entorno, provenientes de aquello justamente contra lo cual se pronunciaba, ya fuera algún profesor que por su origen le ninguneaba y le otorgaba calificaciones por debajo de lo que Einstein realmente merecía cuando era un estudiante, o en Alemania contra los nazis que le acabaron haciendo la vida imposible, registrando su casa inquisitorialmente y confiscándole incluso libros, apuntes, etc . En una ocasión a tenor de todo esto llegó a decir:
"La mayoría de la gente se avergüenza de la ropa raída y de los muebles destartalados, pero más debería ruborizarse de las ideas andrajosas y de las filosofías gastadas".
Remarco el hecho de que Einstein no vivió nunca encerrado en los laboratorios. Tampoco su valentía era "de lejos" o contra gente contra la que tuviera la seguridad de que no le iba a pasar nada y que por tanto tuviera la certeza de que le saldría gratis oponerse. Einstein no se enfrentaba a peligros no comparecientes ni a leyes pretéritas injustas, ya que así es fácil hacer gala de la valentía. Einstein simplemente, tenía principios humanistas muy sólidos y era muy coherente con ellos, no con su conveniencia egoista, sino con sus principios, teniendo la valentía de mostrar esa coherencia, en este caso, tan peligrosa para el pellejo, manteniéndola además, en aquella época y lugares. Resumiendo que Einstein fue pacifista, pero rodeado de belicistas, ciudadano del mundo, pero rodeado de nacional socialistas o nazis fanáticos que le acusaban, no sin razón, de no ser un buen nacionalista. Los mismos científicos compañeros suyos que le acusaban en aquella Alemania, de no ser partidario del nacional socialismo alemán, o sea de no ser nazi, eran paradójicamente los mismos que diez años después, cuando cayó la Alemania nazi, en Estados Unidos, después de haber ellos pedido refugio político en Estados Unidos, al caer Hitler , al encontrarse allí con Einstein (que ya vivía allí hace años), acusaban a Einstein de haberse vuelto bolchevique o comunista, debido a que Einstein estaba en contra del uso bélico de la energía nuclear y en general de la ciencia en contra de otros seres humanos, sin que ello significara para nada que Einstein fuera ni comunista, ni bolchevique, ni nada por el estilo.
Einstein tan solo era un humanista profundamente coherente, insisto y estaba también, radicalmente en contra de las dictaduras, como puede apreciarse en el video penúltimo de este resumen, donde están recogidos muchos de sus pensamientos o frases.
Estos mismos científicos que hacía muy pocos años, en la Alemania nazi eran fanáticos seguidores de Hitler, ahora en Estados Unidos, habían "olvidado"... su pasado nacional socialista (nazi) y ahora de repente, se habían hecho más democráticos que Montesquieu. Uno de ellos, por cierto excompañero de estudios de Einstein, incluso se negó públicamente a estrechar la mano de Einstein en un acto público insisto y acusaba a Einstein de comunista (no voy ni siquiera a mencionar su nombre, por supuesto). Paradojas de la vida, quien te ha visto y quien te ve Manolete!?... Cómico incluso sería, si no fuera por lo trágico, irritante y vomitivo para Einstein de estas situaciones, pero llamaba muchísimo la atención y no escapaba a la vista de ninguna persona medianamente observadora, la rapidez y contundencia con la que estos señores cambiaron y se pasaron de Wagner a Glenn Miller.
Por si fuera poco, las teorías de Einstein fueron públicamente ridiculizadas, especialmente la teoría de la relatividad, a pesar de lo cual tuvo la grandeza y la fuerza de perseverar, de continuar investigando, hasta que la propia ciencia, se encargó de demostrar la exactitud de las predicciones tan exactas de dichas teorías
A pesar de todo lo dicho no consiguieron nunca amargar, ni desalentar a Einstein quien no solamente disfrutaba de la vida como cualquier ser humano corriente, ya que no solamente salía con sus amigos en la universidad a tomarse sus cervezas, como cualquier estudiante, mientras en dichas reuniones a veces tocaba el violín para todos, sino que siempre hasta su vejez, hizo gala de un excelente y fino sentido del humor, del cual no escapaban ni siquiera aquellos intolerantes con su origen étnico que pretendían hacerle la vida imposible:
"Si mi teoría de la relatividad es exacta, los alemanes dirán que soy alemán y los franceses que soy ciudadano del mundo. Pero si no, los franceses dirán que soy alemán, y los alemanes que soy judío".
Einstein fue el primero en darse cuenta y el primero en demostrar teóricamente, de que aquello que creíamos absoluto y cosas aparentemente independientes, separadas para todos, como el espacio y el tiempo, variaban según la velocidad del sistema en el que se encontraran, o sea son relativos y además ligados entre sí, formando eso que él denominaba “espacio tiempo”. Demostró cómo la aparente atracción gravitatoria, no era otra cosa que la deformación del espacio por las masas, del mismo modo que una bola de petanca deforma un colchón. Quien observe como en dicho colchón deformado, las canicas, aparentemente son atraidas por la bola de petanca hacia ella, dirán que dicha bola de acero "atrae" a las pequeñas canicas hacia ella y este observador sería Newton. Einstein en cambio observando esta experiencia, se acercaría lo suficiente a la colchoneta, para darse cuenta de que está deformada por la gran masa de la bola de acero y que esta deformación en la colchoneta o espacio tiempo, es la que hace que las canicas sean desviadas en su trayectoria y vayan hacia la bola de acero. Del mismo modo predijo con exactitud asombrosa, teniendo en cuenta la curvatura del espacio propuesta por él ,la posición exacta de estrellas en el firmamento al ocurrir los eclipses de sol, hecho que se ve reflejado en el video anterior. Einstein también descubrió que ningún acontecimiento en nuestro universo puede suceder a una velocidad superior a la de la luz o fuera de lo que denominaba “horizonte de sucesos”, con lo que acabó con la teoría del éter, como también se ve en el video anterior. Explicó el efecto fotoeléctrico y el movimiento browniano, por lo que le dieron el premio Nobel de Física en 1922 (no por la teoría de la relatividad). No entendió nunca, ni nunca estuvo de acuerdo con los postulados de la física cuántica, la cual es esencialmente estadística, razón por la que en una ocasión llegó a decir: “Dios no juega a los dados”. La vida a Einstein no le alcanzó para llegar a descubrir la gran ecuación de la Ley, tan buscada por él, que definiría y unificaría todas las interacciones del universo. Con su muerte, no solamente nos dejó, tal vez el más grande de los científicos de todos los tiempos, tal vez uno de los cerebros más brillantes, sino también un gran ser humano. 20 años de su vida estuvo imaginando lo que ocurriría con una persona que atrapara un rayo de luz y pudiera viajar en él. Tal vez tú ya lo has hecho Albert y “ahora” estés en algún pliegue de ese espacio tiempo para ti, ya fijo quizás, en donde presente, pasado y futuro son lo mismo ... ¿?, donde tal vez pueda alguna vez pedirte un autógrafo, este admirador tuyo: Carlos Molina
"El mundo como lo veo". Albert Einstein
"Dios existe". Albert Einstein
Aquí tienen la película de la vida de Albert Einstein, donde podrán apreciar todo lo que digo:
https://www.youtube.com/watch?v=t5fQXZEZQ_M
lunes, 11 de marzo de 2013
viernes, 8 de marzo de 2013
EL CIELO ES REAL
Hola amig@s: Hoy cedo mi espacio para publicar este interesante artículo publicado en enero pasado en la revista NewsWeek. En mi opinión es llamativo no solamente lo que se cuenta, sino quien lo cuenta.
Siguiendo el dictamen de la doctrina racionalista y materialista que heredé a la fuerza, lo menos laborioso desde luego, sería decir por supuesto que esto es una experiencia falsa, inducida por la segregación de endorfinas en nuestro cerebro, las cuales provocan placer, alucinaciones placenteras y en definitiva que la propia perfección del cerebro humano, hace que esté sutilmente preparado, incluso para hacernos el tránsito hacia lo inevitable, o hacia su propio final, lo más placentero posible, pero que en definitiva esto no es Real y tal y tal...y que continue la siesta jeje.
Por otra parte, si escucho "con mi corazón", o aunque sea menos poético pero sí más exacto, si leo con mi intuición y contrastándolo con alguna experiencia que yo mismo tuve en mi pasado, lo veo de otro modo. Tengan en cuenta por favor que ese concepto de "realidad", la física cuántica lo ha cambiado radicalmente en los últimos años (para mayor detalle vean por favor, en este mismo blog, la entrada: "Dios no juega a los dados")...
Por otra parte, si escucho "con mi corazón", o aunque sea menos poético pero sí más exacto, si leo con mi intuición y contrastándolo con alguna experiencia que yo mismo tuve en mi pasado, lo veo de otro modo. Tengan en cuenta por favor que ese concepto de "realidad", la física cuántica lo ha cambiado radicalmente en los últimos años (para mayor detalle vean por favor, en este mismo blog, la entrada: "Dios no juega a los dados")...
Escogemos en definitiva el color de los cristales, a través de los cuales contemplamos el mundo. Por tanto, poca importancia tiene mi opinión en este asunto, ya que no tiene sentido intentar convencer, ni es mi propósito, insisto, ya que lo que realmente es y será, es aquello que realmente, nuestro Observador interno cree. Así que usa una vez más, tus cristales pero acordándote de que nadie tiene la seguridad de que sean transparentes. Deja entonces, por si acaso, una puerta abierta a una, en este caso, interesante y saludable duda. Un abrazo. Carlos Molina
"El cielo es real"
Interesante artículo de Newsweek escrito por un neurocirujano, donde narra su propia experiencia
Asunto: Artículo de Newsweek: EL CIELO ES REAL
Fecha: 7 de enero de 2013 21:07:00 GMT-05:00
La revista Newsweek sorprendió a propios y extraños con una publicación en la que el protagonista es un prestigiado neurocirujano al cual le tocó vivir una de esas experiencias en las que la ciencia suele ser muy hermética y escéptica, una historia por demás interesante de principio a fin...
lunes, 3 de diciembre de 2012
El cielo es real.
Introducción:
La famosa revista Newsweek sorprendió a muchos en su edición de Octubre 2012 con una portada y un titular impactante: "El cielo es real - La experiencia de un Doctor en el más allá". La revista publica un artículo escrito por un prestigioso neurocirujano estadounidense que luego de haber vivido una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM), asegura haber visto y viajado al más allá. Presentamos a continuación la traducción completa de la nota de Newsweek.
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Como neurocirujano, yo no creía en el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte. Hijo de un neurocirujano, crecí en un mundo científico. He seguido el camino de mi padre y me convertí en un neurocirujano académico, enseñando en Harvard Medical School y otras universidades. Entiendo lo que ocurre en el cerebro cuando las personas están a punto de morir, y siempre había creído que había una buena explicación científica para los viajes celestiales fuera del cuerpo, descritos por aquellos que escapaban a la muerte por poco.El cerebro es un mecanismo sorprendentemente sofisticado pero extremadamente delicado. Si se reduce la cantidad de oxígeno que recibe, así sea la cantidad más pequeña, este reaccionará. No era una gran sorpresa que las personas que habían sufrido un traumatismo grave regresaran de sus experiencias con historias extrañas. Pero eso no significaba que habían viajado a algún lugar real.
Aunque me consideraba un creyente cristiano, era más de título que de creencia real. No me molestaban los que querían creer que Jesús era más que simplemente un buen hombre que había sufrido a manos del mundo. Simpatizaba profundamente con aquellos que querían creer que había un Dios en alguna parte ahí fuera que nos amaba incondicionalmente. De hecho, envidiaba a esas personas la seguridad que esas creencias sin duda les proporcionaban. Pero como científico, simplemente creía que era incorrecto creer en eso.
En el otoño de 2008, sin embargo, después de siete días en un estado de coma en el que se inactivó la parte humana de mi cerebro, el neocórtex, experimenté algo tan profundo que me dio una razón científica para creer en la conciencia después de la muerte.
Se cómo pronunciamientos como el mío les suenan a los escépticos, así que voy a contar mi historia con la lógica y el lenguaje del científico que soy.
Muy temprano por la mañana, hace cuatro años, me desperté con un dolor de cabeza muy intenso. En cuestión de horas, mi corteza entera - toda la parte del cerebro que controla el pensamiento y la emoción, y que en esencia que nos hace humanos - se había apagado. Los médicos del Hospital General de Lynchburg en Virginia, un hospital donde yo mismo trabajaba como neurocirujano, determinaron que de alguna manera había contraído una meningitis bacteriana muy poco frecuente que ataca sobre todo a los recién nacidos. Bacterias de e. coli habían penetrado en mi líquido cefalorraquídeo y estaban comiendo mi cerebro.
Cuando entré en la sala de emergencias aquella mañana, mis posibilidades de supervivencia en algo más que un estado vegetativo ya eran bajas. Pronto estas posibilidades cayeron a casi nulas. Durante siete días estuve en un coma profundo, mi cuerpo sin respuestas, mis funciones cerebrales superiores totalmente fuera de línea.
Luego, en la mañana de mi séptimo día en el hospital, mientras mis médicos consideraban si se suspendía el tratamiento, mis ojos se abrieron de golpe.
No hay una explicación científica para el hecho de que mientras mi cuerpo estaba en estado de coma, mi mente - mi conciencia, mi yo interior - estaba viva y bien. Mientras las neuronas de mi corteza cerebral fueron aturdidas hasta su total inactividad por las bacterias que las habían atacado, mi conciencia liberada del cerebro había viajado a una diferente y mayor dimensión del universo: una dimensión que nunca había soñado que podía existir, y que mi viejo yo previo al coma hubiera estado más que feliz explicando que se trataba de una simple imposibilidad.
Pero esa dimensión, a grandes rasgos, la misma que describen incontables personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte u otros estados místicos, está allí. Existe, y lo que vi y aprendí allí me ha puesto literalmente en un mundo nuevo: un mundo en el que somos mucho más que nuestros cerebros y cuerpos, y donde la muerte no es el final de la conciencia, sino más bien un capítulo de un vasto e incalculablemente positivo viaje.
No soy la primera persona en tener evidencia de que la conciencia existe más allá del cuerpo. Breves y maravillosos destellos de este reino son tan antiguos como la historia humana. Pero hasta donde yo sé, nadie antes que yo haya viajado alguna vez a esta dimensión (a), mientras su corteza estaba completamente apagada, y (b), mientras que su cuerpo estaba bajo observación médica al minuto, como lo estuvo mi cuerpo durante los siete días completos de mi estado de coma.
Todos los argumentos principales en contra de las experiencias cercanas a la muerte sugieren que estas experiencias son el resultado de un mínimo, transitorio, o parcial mal funcionamiento de la corteza cerebral. Sin embargo, mi experiencia cercana a la muerte no tuvo lugar mientras mi corteza estaba funcionando mal, sino mientras estaba simplemente apagada. Esto se desprende claramente de la gravedad y la duración de mi meningitis, y de la complicación cortical global documentada por los escaneos TC y exámenes neurológicos. Según el conocimiento médico actual sobre el cerebro y la mente, no hay absolutamente ninguna manera de que yo pudiera haber experimentado ni siquiera una conciencia débil y limitada durante mi tiempo en el estado de coma, y mucho menos la odisea híper vívida y completamente coherente que experimenté.
Me tomó meses aceptar lo que me pasó. No sólo la imposibilidad médica de que había estado consciente durante mi coma, pero más importante aún, las cosas que sucedieron durante ese tiempo. Hacia el comienzo de mi aventura, yo estaba en un lugar de nubes. Grandes, esponjosas, de color rosa-blanco, que se presentaron nítidamente en contraste con el profundo cielo negro-azul.
Más alto que las nubes, inconmensurablemente más alto, una multitud de seres transparentes y brillantes se movían trazando arcos por el cielo, dejando largos trazos como serpentinas detrás de ellos.
¿Pájaros? ¿Ángeles? Estas palabras las registré más tarde, cuando estaba escribiendo mis recuerdos. Pero ninguna de estas palabras hace justicia a estos seres, que eran, sencillamente, diferentes a todo lo que he conocido en este planeta. Eran más avanzados. Formas superiores.
Un sonido, enorme y retumbante como un canto glorioso, descendió desde lo alto, y me pregunté si los seres alados lo estaban produciendo. Nuevamente, pensando en ello más tarde, se me ocurrió que la alegría de estas criaturas mientras volaban alto era tal, que tenían que emitir este sonido, y que si la alegría no salía de ellos de esta manera entonces simplemente no serían capaces de contenerla. El sonido era palpable y casi material, como una lluvia que se puede sentir en tu piel, pero que no te moja.
Ver y escuchar no estaban separados en este lugar donde ahora estaba. Podía escuchar la belleza visual de los cuerpos plateados de esos seres brillantes que estaban arriba, y pude ver la perfección creciente, alegre de lo que cantaban. Parecía que no se podía ver o escuchar ninguna cosa en este mundo sin volverse parte de ella, sin unirse con ello de alguna forma misteriosa. Una vez más, desde mi perspectiva presente, me permito sugerir que no se podría mirar “hacia” nada en ese mundo en absoluto, porque la palabra "hacia" en sí misma implica una separación que allí no existía. Cada cosa era distinta, pero cada cosa era también una parte de todo lo demás, al igual que los diseños ricos y entremezclados en una alfombra persa ... o en el ala de una mariposa.
Se vuelve más extraño aún. Durante la mayor parte de mi viaje, alguien más estaba conmigo. Una mujer. Ella era joven, y me acuerdo de cómo era en detalle. Tenía los pómulos altos y ojos profundamente azules. Trenzas doradas enmarcaban su hermoso rostro. La primera vez que la vi, estábamos juntos cabalgando sobre una superficie con un intrincado patrón, que después de un momento me di cuenta que era el ala de una mariposa. De hecho, millones de mariposas estaban alrededor de nosotros, enormes y agitadas olas de ellas, que se zambullían en un bosque y volvían de nuevo a nuestro alrededor. Era un río de vida y color, moviéndose a través del aire. La vestimenta de la mujer era simple, como la de un campesino, pero sus colores en polvo azul, índigo y pastel de naranja-durazno tenían la misma abrumadora y súper vívida vitalidad que todo lo demás. Ella me miró con una mirada que, si la vieras durante cinco segundos, haría que tu vida entera hasta ese punto valiera la pena, sin importar lo que haya ocurrido en ella hasta ahora. No era una mirada romántica. No era una mirada de amistad. Era una mirada que de alguna manera estaba más allá de todo esto, más allá de todos los diferentes tipos de amor que tenemos aquí en la tierra. Era algo superior, que contenía todos estos tipos de amor en si mismo, mientras al mismo tiempo era mucho mayor que todos ellos.
Sin pronunciar una sola palabra, ella me habló. El mensaje me atravesó como un viento, y al instante comprendí que era cierto. Lo supe de la misma manera en que supe que el mundo que nos rodeaba era real, no era una fantasía pasajera e insustancial.
El mensaje tenía tres partes, y si tuviera que traducirlas al lenguaje terrenal, sería algo como esto:
"Ustedes son amados y apreciados, muchísimo y para siempre."
"No tienes nada que temer."
"No hay nada que puedas hacer el mal."
El mensaje me inundó con una inmensa y loca sensación de alivio. Era como si me hubieran entregado las reglas de un juego al que había estado jugando toda mi vida sin nunca haberlo comprendido plenamente.
"Te vamos a mostrar muchas cosas aquí", dijo la mujer, una vez más, sin llegar a utilizar estas palabras, sino transmitiéndome directamente su esencia conceptual. "Pero eventualmente vas a regresar".
Para ello, sólo tenía una pregunta.
¿Regresar a dónde?
Un viento cálido soplaba, como los que surgen en los días más perfectos de verano, sacudiendo las hojas de los árboles y fluyendo como agua celestial. Una brisa divina. Esto cambió todo, transformando el mundo a mi alrededor en una octava incluso más alta, una vibración más alta.
A pesar de que aun tenía una pequeña función del lenguaje, al menos la idea que tenemos de él en la Tierra, sin decir palabras comencé a formular preguntas a este viento, y al ser divino que sentía que trabajaba detrás de él o dentro de él.
¿Dónde está este lugar?
¿Quién soy yo?
¿Por qué estoy aquí?
Cada vez que expresé silenciosamente una de estas preguntas, la respuestas llegaron inmediatamente, en una explosión de luz, color, amor y belleza que soplaba a través de mí como una ola rompiendo. Lo más importante de estas explosiones es que no callaban mis preguntas abrumándolas. Respondían a las preguntas, pero de una forma que pasaba el lenguaje por alto. Los pensamientos me entraban directamente. Pero no era pensamiento como lo experimentamos en la Tierra. No era vago, inmaterial o abstracto. Estos pensamientos eran sólidos e inmediatos, más calientes que el fuego y más húmedos que el agua, y mientras los recibía era capaz de comprender al instante y sin esfuerzo conceptos que me habría llevado años comprender plenamente en mi vida terrenal.
Seguí avanzando y me encontré ingresando en un inmenso vacío, completamente oscuro, infinito en tamaño, pero también infinitamente reconfortante. Era profundamente negro pero a la vez rebosante de luz: una luz que parecía venir de un orbe brillante que ahora sentía más cerca de mí. El orbe era una especie de “intérprete” entre mí y esta vasta presencia que me rodeaba. Era como si yo estuviera naciendo a un mundo más grande, y el propio universo era como un útero cósmico gigante y el orbe (que sentí estaba conectado de alguna manera con, o incluso era idéntico a la mujer sobre el ala de la mariposa) fue guiándome a través de él.
Más tarde, cuando volví, me encontré con una cita del Siglo XVII, del poeta cristiano Henry Vaughan, que estuvo muy cerca de describir este lugar mágico, este núcleo vasto y negro como tinta, que era el hogar de la misma Divinidad.
“Hay, dicen algunos, en Dios, una oscuridad profunda pero deslumbrante”.
Eso era exactamente: una negra oscuridad que también estaba rebosante de luz.
Sé muy bien cuan extraordinario, cuan francamente increíble, todo esto suena. Si alguien, incluso un médico, me hubiera contado una historia como ésta en los viejos tiempos, hubiera estado bastante seguro de que estaba bajo el hechizo de algún delirio. Pero lo que me pasó fue, lejos de ser delirante, tan real o más real que cualquier otro acontecimiento en mi vida. Eso incluye el día de mi boda y el nacimiento de mis dos hijos.
Lo que me pasó exige una explicación.
La física moderna nos dice que el universo es una unidad que es indivisible. Aunque parece que vivimos en un mundo de separación y diferencia, la física nos dice que debajo de la superficie, cada objeto y acontecimiento en el universo está completamente entretejido con todos los demás objetos y eventos. No hay verdadera separación.
Antes de mi experiencia de estas ideas eran abstracciones. Hoy son realidades. El universo no sólo está definido por la unidad, sino también, ahora lo sé, definido por el amor. El universo como lo experimenté en mi estado de coma es - he descubierto con sorpresa y alegría- el mismo sobre el cual tanto Einstein y Jesús habían hablado en sus (muy) diferentes maneras.
He pasado décadas como neurocirujano en algunas de las instituciones médicas más prestigiosas de nuestro país. Sé que muchos de mis compañeros se aferran, como yo en el pasado, a la teoría de que el cerebro, y en particular la corteza, genera la conciencia y de que vivimos en un universo desprovisto de cualquier tipo de emoción, y mucho menos del amor incondicional que ahora se que Dios y el universo tienen hacia nosotros. Pero esa creencia, esa teoría, ahora yace rota a nuestros pies. Lo que me pasó la destruyó, y tengo la intención de pasar el resto de mi vida investigando la verdadera naturaleza de la conciencia y difundiendo el hecho de que somos más, mucho más, que nuestro cerebro físico, lo más claro que pueda, tanto hacia mis colegas científicos como hacia la gente en general.
No espero que esto sea una tarea fácil, por las razones que he descrito anteriormente. Cuando el castillo de una vieja teoría científica comienza a mostrar líneas de falla, al principio nadie quiere prestar atención. En primer lugar, el antiguo castillo simplemente ha tomado mucho trabajo para ser construido, y si se cae, uno completamente nuevo tendrá que ser construido en su lugar.
Esto lo aprendí de primera mano después de que estuve lo suficientemente bien como para volver a salir al mundo y hablar con otras personas -personas, es decir, que no sean mi sufrida esposa, Holley, y nuestros dos hijos-, acerca de lo que me había pasado. Las miradas de incredulidad cortés, especialmente entre mis amigos médicos, pronto me hicieron ver la gran tarea que tendría para que la gente comprendiera la enormidad de lo que había visto y experimentado esa semana mientras mi cerebro estaba apagado.
Uno de los pocos lugares en los que no tuve problemas para transmitir mi historia era un lugar que antes de mi experiencia había visto bastante poco: la iglesia. La primera vez que entré en una iglesia después de mi coma, veía todo con ojos nuevos. Los colores de los vitrales me recordaron la luminosa belleza de los paisajes que había visto en el mundo de arriba. Las notas bajas profundas del órgano me recordaron cómo los pensamientos y emociones en ese mundo son como olas que se mueven a través de ti. Y, lo más importante, una pintura de Jesús partiendo el pan con sus discípulos evocó el mensaje que permanece en el corazón mismo de mi viaje: que somos amados y aceptados incondicionalmente por un Dios aun más grande e insondablemente glorioso que el que me habían enseñado de niño en la escuela dominical.
Hoy en día muchos creen que las verdades espirituales vivas de la religión han perdido su poder, y que la ciencia, no la fe, es el camino a la verdad. Antes de mi experiencia tenía una fuerte sospecha de que ese era el caso para mí.
Pero ahora entiendo que esta opinión es demasiado simple. El hecho cierto es que la imagen materialista del cuerpo y el cerebro como los productores, en lugar de los vehículos, de la conciencia humana, está condenada. En su lugar, una nueva visión de la mente y el cuerpo va a surgir, y de hecho ya está emergiendo. Este punto de vista es científico y espiritual en igual medida y valorará lo que los más grandes científicos de la historia siempre se han valorado por sobre todo: la verdad.
Esta nueva imagen de la realidad tomará mucho tiempo en armarse. No va a estar terminada en mi tiempo, o incluso, sospecho, tampoco en el tiempo de mis hijos. De hecho, la realidad es demasiado vasta, demasiado compleja y demasiado irreductiblemente misteriosa para que una imagen de ella alguna vez llegue a estar absolutamente completa. Pero, en esencia, esta imagen mostrará al universo en evolución, multidimensional, y conocido en detalle hasta cada uno de sus últimos átomos por un Dios que nos cuida mucho más profunda y apasionadamente que cualquier padre que alguna vez haya amado a su hijo.
Aun sigo siendo un doctor, y aun sigo siendo un hombre de ciencia, casi exactamente igual a como era antes de que tuviera mi experiencia. Pero en un nivel más profundo soy muy diferente a la persona que era antes, porque he podido vislumbrar esta imagen de la realidad que está surgiendo. Y puedes creerme cuando te digo que va a valer la pena cada pequeño paso de la labor que nos llevará, y a los que vienen después de nosotros, para llegar a comprenderla bien.
Dr. Eben Alexander, The Daily Beast, 08 de Octubre 2012
Fuente original: http://www.thedailybeast.com/newsweek/2012/10/07/proof-of-heaven-a-doctor-s-experience-with-the-afterlife.html
Traducción: Sebastián Alberoni
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